El tratamiento informativo de una noticia influye notablemente en la opinión que se tenga acerca del hecho noticioso. El modo de presentar las noticias condiciona su interpretación y puede llegar a modificar actitudes y comportamientos. La influencia de los medios de comunicación en la formación de opiniones es indiscutible. Y en el caso del cierre de la presión de Guantánamo la influencia se hace aun más notoria.
Tanto las imágenes como los testimonios de presos, mostrados en los medios de comunicación, contradecían la versión del las autoridades de EEUU que afirmaban que los presos recibían un trato humano. Las torturas y vejaciones presentadas por los medios no correspondían con ese trato digno que postulaba el sector militar del país norteamericano.
Imágenes de presos sometidos a auténticas vejaciones y torturas dieron la vuelta al mundo, la repercusión que tuvieron los medios de comunicación fue internacional y la sociedad entera se unió por el cierre de la prisión y contra el Gobierno de Bush, presidente que siguió autorizando el funcionamiento de Guantánamo, hecho que violaba hasta el extremo la Declaración de Derechos Humanos.
En la campaña electoral, el nuevo presidente Obama prometió cerrar el centro de tortura ubicado en la base naval norteamericana de Guantánamo, y los medios de comunicación no cesaron de difundir la noticia de que estaría dispuesto a cumplir su promesa si ganaba las elecciones. En este caso, los medios de comunicación favorecieron el triunfo de Barack Obama.
La bahía de Guantánamo fue usurpada a Cuba hace 105 años por el ejército militar norteamericano. En principio fue arrendado por el Gobierno estadounidense para utilizarlo como carbonera o estación naval, pero como todo el mundo sabe, el lugar alberga una cárcel que es conocida como centro de tortura de un gran número de prisioneros extranjeros. No fue usada para el fin pactada, y esa es una de las razones por la que es ilegal, sin contar que viola cualquier derecho humano. Aparte se halla instalada en territorio cubano y contra la voluntad del pueblo de la nación de Cuba.
Durante la presidencia de Bush, los medios de comunicación hicieron una campaña constante contra el presidente, ya que el mantenimiento de la cárcel de Guantánamo violaba no sólo los derechos de los presos sino los valores de libertad y de igualdad americanos. Para la campaña mostraron millones de imágenes de militares estadounidenses torturando a presos extranjeros.
Estas imágenes morbosas llamaron la atención y provocaron reacciones inmediatas de las personas que las veían. Gran parte del mundo se manifestó en contra de Bush y de la “política” de tortura de la prisión. Esta presión mediática quizás obligó a Obama a hacer la promesa de cerrar la cárcel en cuanto fuera electo.
Todo comenzó cuando la televisión australiana SBS mostró imágenes de militares norteamericanos torturando a presos irakíes. La noticia tuvo gran repercusión y de inmediato medios de todo el mundo mostraron esas imágenes a los ciudadanos para que se unieran por el cierre de Guantánamo. Todas esas torturas se hicieron aún cuando había personas que las grababan, ¿qué no hicieron cuándo no había nadie que pudiera dar testimonio? Esta pregunta la formularon diferentes medios de comunicación y condujeron a la polémica.
Las reacciones del Gobierno de Bush fueron inmediatas y criticaron la emisión de esas imágenes alegando que no correspondían a la época actual, sino que databan de 2003, pero la ONU decidió investigar presionada por los medios de comunicación. Lo que no había sido juzgado por el órgano conveniente se juzgó en los medios de comunicación y la sociedad, y dictaron sentencia antes que la Justicia: pidieron el cierre de la prisión. Tanta fue su influencia, que el nuevo presidente Barack Obama, anunció tras su elección que en un año cerraría el centro de tortura. Consiguieron lo que el pueblo de Cuba llevaba décadas pidiendo.
Tras la promesa de Obama, los medios de comunicación cesaron en la presión del cierre de Guantánamo y mostraron imágenes de un nuevo líder norteamericano interesado por las libertades individuales, por los colectivos minoritarios y por la lucha contra la violencia y la tortura. Esto provocó un interesante fenómeno. Los norteamericanos, sin presión mediática, son contrarios ahora al cierre de la cárcel.
Según la cadena CNN, icono progresista, el 60% de los norteamericanos quiere que Guantánamo se mantenga abierta, mientras que sólo el 39% desea su inmediato cierre. Consideran ahora que es un centro de reclusión terrorista. Tal y como afirman algunos presos liberados irakíes, si eres musulmán estás considerado de Al-Qaeda. Quizás por ello, ahora los nortemericanos creen que el fin justifica los medios, y que someter a torturas a presos extranjeros para obtener información sobre posibles ataques terroristas contras EEUU está justificado porque es para velar por la seguridad del país. Los ciudadanos piensan que liberar terroristas es un error ya que pueden reincorporarse a la vida criminal y atentar contra la nación estadounidense. Estos datos fueron puestos al día por John Brennan, asesor del presidente Obama en materia de contraterrorismo. En documento escrito enviado al Congreso a principios de febrero Brennan reconocía que el 20% de los liberados de Guantánamo había vuelto al activismo islamista.
Más adelante, los medios de comunicación informaron que un antiguo recluso de Guantánamo era dirigente de Al Qaeda, y no sólo fue ese el ejemplo, dieron muchos nombres de antiguos presos que actualmente militaban en sectores islamistas extremos. La publicación de todas estas noticias provocó en la población opiniones en contra del cierre de Guantánamo, ya que no considerada como centro de tortura sino como centro antiterrorista.
Dejando de lado las diferentes versiones que den los medios de comunicación muchos seguimos pensando que la base naval de Guantánamo ( nombre dado por los norteamericanos) no es más que una ocupación ilegal de Cuba por parte de los Estados Unidos desde 1898- y permanecerá en la memoria de todos como la mayor burla de todos los protocolos del Convenio de Ginebra sobre los derechos de los prisioneros.
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